Se enfrentaron luego infinidad de veces en el mar. Lussich era un poeta consagrado que se dedicó después a disputarle vidas al Río de la Plata y al Atlántico, mientras creaba la empresa marítima más importante de América del Sur. Marcó el ritmo de sus días, pero también le dio la oportunidad de soñar y concretar sus sueños.
Hasta que por fin llegaron a un acuerdo. Cuando Lussich, en la última etapa de su vida, emprendió su más ambiciosa empresa: la siembra de Punta Ballena, el viento se serenó y se transformó en su aliado.
Que nos abrace el viento es la historia y la leyenda de Antonio Lussich. Pero también es la historia de cientos de criollos generosos que construyeron un país para las generaciones futuras, vinieran de donde vinieran.